DIMENSIONES BÁSICAS DEL                       COMPORTAMIENTO DE LOS PADRES  


La integración en el grupo de iguales, facilita modelos de conducta a partir de los cuales los progenitores infieren sentimientos de autoconfianza y competencia y desarrollan la percepción de control de la situación familiar, asumiendo su responsabilidad en la solución de los problemas. Esto es importante puesto que ser padre o madre requiere tener seguridad en las propias capacidades para abordar con confianza los desafíos educativos, es decir, tener la creencia de eficacia personal.


La autoeficacia personal representa, la actitud hacia uno mismo y la valoración de las propias capacidades para manejar con éxito las situaciones familiares, laborales, etc. a las que se enfrenta el sujeto. Su función de mediador sociocognitivo ha sido probada en diversas investigaciones. En la evaluación de resultados del programa de Escuela de Familias (EFF) se pone de relieve que los padres con mayor grado de eficacia parental, en comparación con los de menor grado de eficacia, responden adecuadamente a la conducta comunicativa de los hijos, les proporcionan apoyo afectivo y material y logran crear las condiciones familiares necesarias para transmitir expectativas de capacidad que favorezcan el desarrollo integral de los menores. Consiguientemente, los progenitores que piensan que pueden intervenir en la conducta de los hijos son los que más se esfuerzan por lograr sus propósitos como educadores.





Al igual que ocurre con la autoeficacia, la autoestima en el dominio familiar es un recurso psicosocial deseable. Los progenitores con alta autoestima se perciben valorados por los hijos, la pareja, los amigos y otras personas significativas. Además, la autoestima familiar predispone la actitud de ayudar a los hijos y facilita la expresión de sentimientos positivos hacia los mismos.
Las creencias de eficacia y autoestima de los padres desempeñan un papel determinante de los estilos educativos familiares, definidos como estrategias utilizadas para regular la conducta y transmitir valores y normas, al fomentar conductas de atención y cuidado apropiadas. Los padres que se perciben eficaces y valorados se caracterizan por practicar un estilo autorizativo, por orientar y guiar las actividades de los hijos de forma racional y centrar sus actuaciones en la resolución del problema. Los estudios apoyan esta línea argumental al constatar que las prácticas basadas en estilos comunicativos y de apoyo aumentan la capacidad de influencia y control sobre los hijos y la posibilidad de que adquieran y mantengan estilos de vida saludables.
Comunicar debidamente las reglas familiares es un ejercicio trascendental, puesto que informan al joven de cómo actúa la familia y de cómo debe actuar él o ella dentro y fuera del entorno familiar.
 Sin embargo, la comunicación padres-hijos suele ser pobre, predominando un estilo educativo autoritario basado en una comunicación deficitaria y unilateral
Practicar un estilo de apoyo socioemocional ajustado a las circunstancias y demandas evolutivas del neófito y caracterizado por compartir sentimientos y pensamientos con los menores y por hacerles ver que entienden y comparten sus sentimientos, es una conducta parental que refuerza actitudes y conductas preventivas deseables en los hijos. Representa un estilo educativo democrático caracterizado por afecto, comprensión y apoyo. 

En la infancia se pueden dar diferentes modelos de conducta según el desarrollo motivado por las pautas educativas inadecuadas, éstas pautas pueden ser las siguientes:
  • Escasa disciplina parental y control
  • Problemas de conducta en el niño
  • Rechazo por el grupo de iguales normalizado
  • Fracaso escolar
  • Compromiso con los iguales desviados
  • Problemas de drogadicción
  • ...

Teniendo en cuenta esto pretendemos averiguar la relación existente entre los distintos estilos educativos parentales y el posible desarrollo de una conducta adictiva por parte de los hijos.También queremos indicar que no nos gusta etiquetar a las personas pero la medicina moderna, y en especial la psiquiatría y la psicología, no hacen más que hacerlo con el comportamiento de los padres y, con la conducta de los niños y niñas.


Hay distintos estilos educativos según el comportamiento de los padres por su afecto y comunicación, control y exigencia. Se considera que, por parte de los padres, se diferencian cuatro estilos educativos del niño que vamos a indicar en el siguiente punto: autoritario, permisivo, democrático y de negligencia-rechazo.

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